El panorama del teatro
español a finales del siglo XIX estaba dominado por el drama
realista y las obras de Echegaray, rechazadas por los autores
finiseculares quienes intentaron imponer una renovación sin éxito
en aquel momento.
A principios del siglo XX
tuvo mucha aceptación por parte del público el teatro comercial en
el que destacaron Jacinto Benavente y el teatro cómico. Benavente
realizó una crónica amable de la burguesía; en su obra la acción
es sustituida por la palabra. Consideraba que el teatro debía ser
un instrumento de ilusión y evasión. Sus obras más destacadas
fueron Los intereses creados, que trata el tema del poder del
dinero, y La malquerida (drama rural) En cuanto al teatro
cómico, que incluía música, canto y baile, destacan las obras de
los hermanos Álvarez Quintero (Malvaloca)cuyos personajes se
inspiran en ambientes regionales; Carlos Arniches, autor de sainetes
extensos y tragedias grotescas (La señorita de Trévelez) y,
finalmente Muñoz Seca creador del astracán, género basado en el
disparate cómico (La venganza de don Mendo)
Entre los primeros
intentos de renovación teatral debemos destacar la obra de Unamuno
quien defendió un teatro desnudo que se caracterizaba por la
supresión de decorados, vestuarios, etc. (Fedra) y, también,
Azorín cuya obra se caracterizaba por los experimentos y la búsqueda
(Lo invisible)
En el teatro de
principios del siglo XX cabe destacar la obra de Valle-Inclán en
cuya trayectoria se observa la voluntad de renovación formal y
temática y la intención de romper con el teatro de la época. Su
obra no se ajustó al espacio escénico de los teatros de la época,
rechazando de este modo el sistema realista de construcción del
espacio teatral. En sus primeras obras aplicó el modernismo al
drama, aunque se fue alejando del teatro simbolista (El marqués
de Bradomín) En una segunda etapa podemos situar los dramas de
ambiente galaico que se localizan en una Galicia mítica e intemporal
(Divinas palabras) Su obra fue evolucionando hacia el
esperpento, una estética que consiste en la deformación de aspectos
de los personajes y situaciones, provocando una visión
caricaturizada, cómica y macabra. El esperpento quedó definido en
su obra Luces de bohemia.
En
este panorama de principios del siglo XX también se inscribe la obra
de otro autor de gran interés como fue Federico García Lorca,
creador del teatro poético. Comenzó con el teatro modernista
(Mariana Pineda) y evolucionó hacia la farsa (La zapatera
prodigiosa), su “teatro imposible” ( El público) y sus tragedias
(Bodas de sangre, Yerma, La casa de Bernarda Alba). En su producción
expresa los problemas de la vida con un lenguaje connotativo. El
teatro imposible es un anticipo de la ruptura de la lógica
espacio-temporal, el desdoblamiento de personalidad y de las varias
interpretaciones que aparecerán en su obra. Sus tragedia se
desarrollan en un ambiente rural y son las fuerzas naturales las que
imponen un final trágico.
Así
pues, en este breve recorrido por el panorama del teatro de
principios de siglo tenemos que destacar la obra de Valle-Inclán y a
García Lorca quienes plasmaron en su producción su visión de un
nuevo teatro.
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