lunes, 19 de noviembre de 2012

El tema de la muerte en las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique

JORGE MANRIQUE: Los temas y tratamiento de la muerte en las Coplas a la muerte de su padre.

Jorge Manrique es el máximo representante de la lírica castellana del siglo XV. Cultivó la poesía amorosa y burlesca, pero su obra cumbre es el poema elegíaco Coplas a la muerte de su padre.
El poema consta de cuarenta estrofas (coplas manriqueñas de pie quebrado) de 12 versos cuyo esquema métrico es 8a 8b 4c 8a 8b 4c 8d 8e 4f 8d 8e 4f.
La obra se organiza en dos partes: en la primera se incluyen las primeras veinticuatro estrofas en las que desarrolla la doctrina del menosprecio del mundo, la fugacidad de la vida y el tópico del ubi sunt?; en la segunda se incluyen las restantes estrofas en las que exalta las virtudes de su padre, don Rodrigo, resume su vida militar y muestra el diálogo que mantiene con la muerte.
Las coplas desarrollan el tema de la muerte, la fama y la vida eterna: parten de una meditación genérica sobre la fugacidad de la vida y acaban presentando la muerte del padre del autor. El progreso de lo general a lo particular acentúa la emotividad del final de la composición. El tema de la muerte fue muy frecuente en la Edad Media; desde la perspectiva cristiana, la muerte era vista como liberadora, ya que abría las puertas a la vida eterna. Pero en los siglos XIV y XV, lo habitual era presentar la muerte como un personaje terrorífico (un esqueleto con una guadaña) que iguala a todos ante su poder, como escenificaban las populares danzas de la muerte; también era frecuente exponer la descomposición del cuerpo humano de forma detallada y macabra. En cuanto al tema de la fama muy utilizado por autores del siglo XV, Manrique lo utiliza en el sentido en que se empleaba en Italia: la fama que se obtiene por los actos que se realizan en esta vida repercuten en el goce que se podrá disfrutar en la otra. Además, gracias a la fama adquirida don Rodrigo vence a la muerte y puede alcanzar la vida eterna.
En general, el poema se inscribe en la visión medieval, pues exalta los valores espirituales que no perecen, y los contrapone a los caducos bienes terrenales. Pero Manrique ofrece como novedad una visión serena de la muerte, exenta de cualquier tono macabro desagradable.

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