El
ciclo artúrico y la novela de caballerías.
La
novela medieval debe su origen a la degradación de la épica y a la
decadencia de la sociedad feudal. Está concebida para ser leída.
Las primeras manifestaciones van a ser novelas de aventuras y de
caballerías cuyo origen son los relatos franceses (siglos XII-XIII)
Están inspiradas en la Antigüedad grecolatina, en el mundo de
Bretaña y en la Provenza francesa.
Los
primeros ejemplos de novela caballeresca románica pertenecen a un
tipo de narraciones que ya en la Edad Media eran denominadas romans
de la “materia de Bretaña ya
que su acción se desarrolla en la Gran Bretaña y en la Pequeña
Bretaña; y también reciben el nombre de libros del “ciclo
artúrico” ( Lancelot, La demanda del Grial y La muerte del rey
Arturo) porque tratan temas sobre la figura del rey Arturo y
su corte. Las primeras narraciones están escritas en verso pareados
octosílabos con rima consonante. Posteriormente , estos relatos se
fueron diversificando, enlazando unos con otros y produciendo largos
libros en prosa.
La
fusión entre los temas fantásticos de las novelas artúricas y las
hazañas de la épica producen en Castilla la creación de La gran
conquista de Ultramar, El caballero Zifar y Amadís de Gaula (siglo
XIV) que suponen el origen de las novelas de caballerías.
A
partir del Amadís de Gaula se establecen las características que
los libros de caballerías cumplirán: crear una situación de
suspense con un desarrollo simétrico de distintas aventuras, las
aventuras que se desarrollan son fantásticas en las que intervienen
seres maravillosos (magos, gigantes, etc.), estas obras se
desarrollan en tierras exóticas en un tiempo remoto con un narrador
omnisciente. El protagonista es un caballero noble con rasgos
extraordinarios con múltiples antagonistas.
Con
el aumento de lectores se incrementa la demanda de este tipo de
obras. Las más destacadas son Amadís de Gaula de Garci Rodríguez
de Montalvo, que enlaza con las obras del “ciclo artúrico”;
narra las aventuras del caballero Amadís y refleja los ideales
caballerescos; fue una obra que gozó de gran popularidad. Otra obra
que destaca es Tirant lo Blanch, elogiada por Cervantes en El
Quijote, es obra de dos autores: Joanot Martorell y Martí Joan de
Galba. Es una obra que se desarrolla en una época contemporánea a
su composición, evita lo inverosímil y maravilloso frente al Amadís
de Gaula que desarrolla hechos irreales y misteriosos.
Posteriormente, por su contenido, algunos autores consideran Tirant
Lo Blanch más una novela de caballeresca que una novela de
caballerías.
A
principios del siglo XIV se ha iniciado la novela caballeresca de
carácter autóctono. Cuando el género decaiga en Francia, será en
la Península Ibérica donde florezca y encuentre un nuevo sentido.
Sin embargo cabe destacar la importancia del nacimiento de la materia
de Bretaña y con él de la novela moderna.
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